Tiene un perfil nutricional muy atractivo. Un puñado de unos 30 g contiene de 3 a 5 g de fibra, 6 g de proteínas, 14 g de grasas (de los cuales, 9 son grasas monoinsaturadas), 37 % de la dosis de vitamina E diaria recomendada(RDA), 32% RDA de Manganeso y 20% RDA de Magnesio. Además, contiene buenas cantidades de cobre, vitamina B2 (riboflavina) y fósforo.
Es importante subrayar que entre el 10 y el 15 % de las calorías de una almendra no son absorbidas por el cuerpo porque la grasa es de difícil acceso y se descompone.
Contiene buenas cantidades de antioxidantes (sustancias que protegen de la oxidación del organismo, el envejecimiento y de varias enfermedades). La vitamina E también está dentro del grupo de los antioxidantes, y su función puntual es proteger las membranas celulares del daño oxidativo. Las almendras están entre las mayores fuentes de vitamina E del mundo. Varios estudios han ligado un mayor consumo de vitamina E con una menor incidencia de enfermedades cardíacas, cáncer y Alzheimer.
En general, todos los frutos secos son bajos en carbohidratos y a la vez altos en grasas saludables, proteínas y fibras. Esto los convierte en un alimento ideal para diabéticos. Pero lo que hace destacar a las almendras de los demás es su alto contenido de magnesio. La deficiencia de magnesio suele estar ligada a problemas de presión, independientemente de si se tiene obesidad o no. Este mineral está involucrado en más de 300 procesos orgánicos, incluyendo el control de la azúcar en sangre. El magnesio en las almendras contribuye de forma importante a mantener los niveles óptimos.
Comer uno o dos puñados de almendras al día puede reducir moderadamente los niveles de colesterol LDL. También, al proteger de la oxidación, es crucial en el proceso de la enfermedad cardíaca.
Como indicábamos antes, las almendras son bajas en carbohidratos y altas tanto en proteínas como en fibra. Y ambas incrementan la saciedad, lo cual lleva a un menor consumo de calorías. Además, hay algunas evidencias que apuntan a que consumirlas puede elevar ligeramente el metabolismo. Combinando esto con la capacidad de las almendras para combatir el hambre, tiene sentido que sean un gran ingrediente en cualquier dieta para perder peso. Y hay varios estudios que apoyan esta afirmación.